El pasado 19 de agosto dimos el pistoletazo de salida a la vendimia 2025, tanto en Vallbona de les Monges como en los viñedos periurbanos del Parque Agrario de Sabadell. La última ola de calor de este verano nos ha obligado a adelantar la cosecha dos semanas respecto al calendario tradicional. Por otro lado, hemos conseguido un aumento considerable de la uva entrada en bodega, sobre todo en vinos blancos y espumosos. Este año prevemos una vendimia de cantidad razonable, pero de gran sanidad y calidad. La cooperativa cosechará 185.000 kg de uva, de los cuales 145.000 kg se destinarán a vinos blancos y 40.000 kg a vinos tintos.

Después de tres años de sequía, esperábamos una campaña de maduración normal. Sin embargo, las olas de calor de finales de julio, con temperaturas por encima de los 40 °C, han afectado la maduración normal de la uva. Según datos de la IRTA, la vendimia se adelanta actualmente unos quince días respecto a hace cincuenta años, y las proyecciones indican que a lo largo del siglo XXI podría adelantarse hasta 2 o 2,5 meses. “Nos encontramos ante un reto enológico. El cambio climático nos obliga a adelantar la vendimia para evitar un exceso de grado alcohólico. El calor acelera la fotosíntesis y la acumulación de azúcares en la uva”, explica Pau Moragas, responsable de producción.

Ante este escenario, hace tiempo que trabajamos para garantizar la sostenibilidad de la agricultura de secano, con ensayos en cubiertas vegetales y la introducción de variedades recuperadas resistentes a la sequía como el Trobat.. Lo hacemos mediante un proyecto de investigación con la Universidad de Lérida y el INCAVI: “La investigación con variedades históricas de las tierras de Lérida es un ámbito estratégico para la viticultura del futuro, y hacerlo en el marco de la denominación de origen genera un esfuerzo compartido positivo”, añade Moragas.

Una vendimia con valores ecológicos y sociales

L’Olivera afronta no solo un reto climático sino también organizativo, ya que desde hace más de 50 años recogemos toda la vendimia manualmente. “La cosecha manual es más delicada, pero también más respetuosa con el territorio: cuida más la cepa y evita la oxidación de los granos de uva para que lleguen en condiciones óptimas a la bodega”, subraya Moragas.

En esta 37.ª edición de la vendimia participan unas 35 personas y se mantiene la vocación social que tenemos: “Creemos en un trabajo a escala humana que pone a las personas en el centro; por eso tenemos la visión de crear itinerarios de inclusión social en todo el proceso de elaboración del vino”, remarca Moragas.

Además, como cada año, hemos acogido a estudiantes de la Universidad de la República del Uruguay en Montevideo y de la Universidad Chapingo de México para mostrarles la campaña de la vendimia.

La campaña de este año se alargará entre 5 y 6 semanas: ha comenzado con las variedades blancas como el Macabeo, continuará con los espumosos y culminará con los vinos tintos y dulces.