L’Olivera participa en un proyecto de investigación, en el marco del Programa IRPF Mediambiental gestionado por Coceder, con el apoyo de la Escuela de Agronomía de la Universitat de Lleida, en el que se plantea el uso de esta herramienta de gestión del suelo como alternativa al laboreo tradicional.

El uso de cubiertas vegetales de diferente tipo se está valorando cada vez con más fuerza como una alternativa en viticultura de secano, tanto por los efectos benéficos que pueden producir (mejora de la fertilidad mineral i biológica del suelo, facilidad del tránsito de las máquinas y las personas, regulación del vigor de las plantas) como por el impacto sobre el cambio climático (captación neta de CO2) sobre otras alternativas de gestión del suelo. Desde la perspectiva de la sostenibilidad a largo plazo de cualquier agroecosistema, estudiar diferents contextos esta herramienta de gestión del suelo se convierte, por tanto, en un ámbito clave de la viticultura.

Este estudio tiene previsto tres años de duración y el inicio ha sido en la campaña 2021/2022 en un viñedo ecológico gestionado directamente por L’Olivera, plantado con variedades históricas (Garnacha tinta y tintorera), y situado en Nalec, en la comarca del Urgell. La viña se encuentra en una zona de clima mediterráneo continental semiárido a una altitud de 600 metros y orientada al noroeste.

Los objetivos que se plantean se centran en los siguientes aspectos. Por un lado, evaluar el establecimiento de las diferentes cubiertas y su efecto sobre la presencia de malas hierbas. Después, evaluar el efecto de las cubiertas sobre el vigor y la producción de uva del viñedo. Y, finalmente, evaluar el efecto de las cubiertas vegetales sobre las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo.

Los primeros resultados han revelado, en el ensayo de una cubierta temporal enterrada («abono verde») y una cobertura de las especies sembradas elevada, un rendimiento en uva equivalente en las dos alternativas (los parámetros de producción por cepa no han resultado estadísticamente diferentes) y un menor desarrollo vegetativo en la modalidad sembrada de cubierta. En el ensayo de una cubierta plurianual permanente en relación a un suelo labrado, en la modalidad con cubierta el desarrollo vegetativo de la viña ha sido menor. El rendimiento por cepa tampoco ha sido estadísticamente diferente.

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El estudio ha querido también incluir alguna técnica innovadora, en este caso, los sensores LiDAR (Light Detection and Randing), que permitió la medición del dosel foliar como indicador de vigor.

Todo ello lleva a seguir estudiando los efectos sobre la viña (vigor y rendimiento), sobre todo en estos años donde el factor escasez de agua está resultando determinante. Los primeros resultados han servido para mejorar la gestión que se hace del suelo, incorporando nuevos elementos de reflexión que permiten mejorar las prácticas vitícolas, la calidad de la uva y la sostenibilidad del proyecto en general, sobre todo en un contexto donde la viabilidad económica de las explotaciones está en riesgo por diferentes factores (agronómicos, sociales y económicos).