Sequía, temperaturas excepcionalmente altas y la helada de primavera marcan una campaña que se prevé, a pesar de todo, muy qualitativa
L’Olivera acaba de iniciar la campaña de vendimia 2024 en las fincas de la Vall del Corb. Una vendimia que sigue la tendencia de los últimos tres años: llega avanzada, con rendimientos por debajo de la media habitual pero con una buena calidad sanitaria de la uva.
Y es que el factor hídrico vuelve a ser, por tercer año conecutivo, el elemento que más marcará la cosecha de deste año. Un año seco y, sobre todo, con temperaturas excepcionalmente altas (de más de 35ºC) sostenidas durante periodos de tiempo también excepcionalmente largos, hacen que esta campaña se plantee con producciones un 50% por debajo de la media habitual, un resultado que se va repitiendo en los últimos tres años. Además, este año hay que sumarle también la afectación de la helada que afectó a buena parte de la Vall del Corb el pasado mes de abril, con afectaciones desiguales que en alguna de las fincas de fondo de valle llegó hasta el 80%. La cara positiva es que se espera una cosecha con una muy buena calidad sanitaria de la uva.
El factor hídrico no es el único reto que plantea la viña A la sequía y a las altas temperaturas hay que sumarle también factores económicos y sociales. A nivel económico, los bajos rendimientos de este año en muchas zonas vitivinícolas impactan directamente sobre el precio de la materia primera, creando situaciones de mercado especulativas. A nivel social, esta vendimia llega en un momento de desaceleración económica que impacta directamente en el consumo de vino, con ventas acumuladas por debajo de la media de los últimos años. Además, se detectan cambios en los patrones de consumo, con un aumento del consumo de vinos no alochólicos.
Todo esto plantea muchos retos a los que es necesario dar respuesta. Por eso, en L’Olivera ya hace años que hemos empezado a trabajar para hacer sostenible la agricultura de secano, investigando en diferentes sistemas de cubiertas vegetales o apostando por variedades resistentes a la sequía. En este sentido, L’Olivera ha sido una de las bodegas pioneras en la DO Costers del Segre en la recuperación e investigación de la variedad Trobat, una variedad antigua que ahora, a través de un plan piloto conjuntamente con otras bodegas de la denominación de origen, se prevé recuperar e incluir en la lista de variedades autorizadas. Justamente, este año ser prevé recoger unos 400 kg de esta variedad en Vallbona de les Monges y el año que viene se podrá hacer la primera cosecha de una nueva finca donde se ha replantado esta variedad.
Más allá del trabajo en la viña, el futuro de proyectos como L’Olivera y del sector vitivinícola en general, pasa también por la pedagogía en el consumo. «Necesitamos poner en valor el vino como producto cultural, ligado a un territorio, a una manera de hacer, a un paisaje», explica Pau Moragas, responsable de producción de L’Olivera.
Este año, la vendimia contará, como cada año, con numerosos voluntarios de diferentes puntos de la geografía mundial, como Uruguay, México o Chile. La mayoría son estudiantes de distintas universidades con las que L’Olivera ha establecido un convenio de colaboración. Además, también pasarán por Vallbona estudiantes de universidades catalanas como de la de Lleida y la de Tarragona, además de personas vinculadas a entidades sociales como Emaús Rural y, también, jóvenes de Vallbona y pueblos cercanos que dan apoyo durante la vendimia.
La vendimia en Can Calopa
En la viña de la masía Can Calopa, en el Parque Natural de Collserola, en Barcelona, la vendimia está previso que empiece el 9 de septiembre. Este año se hará la segunda vendimia de la variedad Xarel·lo, que se plantó en la viña en el año 2020 gracias a una campaña de micromecenazgo y que servirá para elaborar el Vinyes de Barcelona blanc. De hecho, la primera añada de este vino, la de 2022, saldrá al mercado este año.