Juventud, madurez y complejidad a partes iguales. Los vinos jóvenes de L’Olivera pretenden trasladar a la botella la expresión genuina de las variedades históricas que cultivamos en las Valls del Corb, en un paisaje mediterráneo de interior y de cierta altitud que proporciona al vino un equilibrio justo entre volumen, frescor y una expresión única en la materia primera.